¿Qué tiene un voluntariado en familia que no tiene un viaje tradicional?
Un propósito compartido. Una rutina nueva que se convierte en vínculo. Un espacio donde todos —padres, madres, hijos— aportan desde lo que son, no desde lo que esperan de un destino.
Aquí no hay itinerarios prearmados ni actividades para “pasar el tiempo”. Lo que hay es convivencia real: preparar pan con una familia bereber, enseñar una palabra nueva a un niño del pueblo, sentarse a cenar sin prisa, hablar sin traductor.
Cada gesto se convierte en aprendizaje. Cada día, en conexión.
Tazouga no es un decorado. Es una aldea donde se vive con calma, donde la ayuda no se da “desde arriba” sino desde al lado, y donde tu familia deja huella mientras también se transforma.
Este voluntariado no busca que observes, sino que participes. Y cuando todos participan, lo que se fortalece no es solo la comunidad, sino también el vínculo entre ustedes.
Tu familia ayuda en lo que importa: una guardería real en Tazouka
¿Qué tipo de ayuda pueden ofrecer padres, madres e hijos juntos?
Una que nace de estar, no de imponer. En esta guardería rural, lo que más se valora es la presencia. Que estés ahí, con ellos, sumando desde lo cotidiano.
Tus hijos jugarán, dibujarán, contarán historias. Sin darse cuenta, estarán apoyando el desarrollo emocional y educativo de niñas y niños del pueblo.
Tú acompañarás actividades, leerás cuentos, ayudarás a organizar juegos o simplemente compartirás tiempo. Todo suma. Nada se impone.
Aquí no hay jerarquías, hay colaboración.
Cada familia aporta lo que puede desde su realidad. Algunas se involucran en tareas creativas. Otras, en dinámicas grupales. Todas conectan.
Y cuando los niños del pueblo ven a una familia extranjera ayudando unida, entienden algo muy potente: que la solidaridad también se aprende con el ejemplo.
Esta no es una intervención social, es una convivencia con propósito.
Y esa diferencia se nota desde el primer día.
Vivir como locales: así es el día a día en la aldea
¿Qué significa alojarse en Tazouga como familia voluntaria?
Significa dejar de ser visitantes. Compartir pan recién hecho en la casa que los acoge. Adaptarse al ritmo del pueblo, sin prisas ni horarios marcados por guías turísticos.
Todo sucede en lo cotidiano. Y lo cotidiano se vuelve extraordinario.
Despertarán con el canto del muecín, no con una alarma. Ayudarán en pequeñas tareas del hogar si desean, jugarán con los niños del vecindario, y cenarán platos caseros cocinados con ingredientes del propio huerto.
No hay habitaciones de hotel. Hay colchones en una casa real.
No hay actividades “opcionales”. Hay momentos que surgen.
No hay programas rígidos. Hay vida comunitaria que los incluye desde el primer día.
El voluntariado empieza por convivir.
Y esa convivencia transforma más que cualquier excursión.
¿Qué está incluido y qué pueden esperar?
¿Qué reciben las familias voluntarias al unirse al programa?
Todo lo necesario para centrarse en vivir, ayudar y aprender sin preocuparse por la logística. Desde que llegan a Tazouga, cada detalle ya está previsto.
Incluye:
- Alojamiento en casa de una familia local
- Comidas tradicionales compartidas durante la estancia
- Actividades de voluntariado en la guardería
- Materiales básicos para los talleres con niños
- Coordinación diaria y acompañamiento del equipo local
- Momentos de intercambio cultural con la comunidad
Extras opcionales:
- Traslados internos desde ciudades cercanas
- Seguro de viaje personal
- Actividades adicionales según disponibilidad del pueblo
Todo está diseñado para una experiencia sin estrés.
Ustedes se enfocan en conectar. Nosotros en que funcione.
Lo que más preguntan otras familias como la tuya
¿Es seguro viajar con niños a Tazouga?
Sí. El pueblo es pequeño, tranquilo y acogedor. La convivencia se da en un entorno familiar, sin turismo masivo ni riesgos urbanos. Siempre están acompañados por el equipo local.
¿Qué edad mínima se recomienda?
No hay una edad estricta, pero suele funcionar mejor a partir de los 5 años, cuando los niños pueden interactuar y participar con mayor autonomía en las actividades.
¿Qué pasa si alguien se enferma durante la experiencia?
Hay un centro de salud cercano y contacto permanente con un equipo local. Además, se proporciona información previa para llevar un botiquín básico. La prevención empieza antes del viaje.
¿Qué debemos llevar?
Ropa cómoda, ganas de adaptarse y mente abierta. Se envía una guía logística con todo lo necesario: desde qué tipo de enchufes hay hasta qué juegos podrían gustar a los niños locales.
¿Es necesario hablar árabe o bereber?
No. Con español, algo de francés o simplemente con gestos y disposición, la comunicación fluye. Lo importante no es el idioma, es la actitud.
¿Quieren unirse? Les acompañamos desde el primer paso
¿Cómo pueden participar como familia en esta experiencia?
Es simple. Nos escriben, les respondemos directamente —sin formularios automáticos, sin respuestas genéricas.
Desde el primer mensaje, ya forman parte del proceso.
Coordinamos fechas, resolvemos dudas y les enviamos una guía completa para preparar el viaje con tranquilidad. No están solos en ningún momento.
Este proyecto se construye juntos, desde el primer contacto hasta el último abrazo en Tazouga.
Si sienten que es el momento de viajar con propósito, aquí empieza.
Y lo que comienza como un voluntariado, muchas veces termina como una segunda familia.